En una noche tibia de verano, por las calles donde caminaba Carlos Gardel componiendo algún tango, cerca muy cerca del Río de La Plata, está una edificación emblemática construida para los años de 1905, con una capacidad para 24.268 espectadores, en el cual los hinchas argentinos gritan ¡goolll! en la medida en que la arquería del equipo contrario es vulnerada. La cancha nombrada Ferro Carril Oeste, está ubicada en el barrio de Caballito y ha sido pisada por alrededor de 42 organizaciones defensoras de los derechos humanos, sindicatos y grupos políticos de izquierda.
La cita no era en defensa de la democracia como en otras épocas lo hacían las Madres de Plaza de Mayo -que siguen llorando a sus hijos desaparecidos en los años setenta en Argentina- sino como castigo o veto a la gira que realizó el Presidente de la Casa Blanca a países vecinos de la tierra “donde Dios hizo el Edén” Latinoamérica.
El orador de orden, Hugo Rafael Chávez Frías, impulsor de las luchas justas de este lado del mundo. ¿El discurso?, el mismo que emite desde sus alocuciones venezolanas, con un ingrediente adicional, jóvenes de un país marcado -en tiempos pasado- por una derecha radical y homicida, que dejó a su paso y por muchos años una basta cantidad de muertos.
Mientras se veía llenar las gradas y el pasto del Estadio de Caballito, los preparativos no se dejaron a un lado, banderas argentinas junto a las venezolanas ondeaban la noche húmeda del pasado 9 de marzo y, pancartas que decían “Fuera Bush” o aquellas que exhibían la esfinge de Eva Perón y del “Che” Guevara no quedaron de un lado. A las 19:00 hora local comenzó el acto de la “Integración Latinoamericana y Contra el Imperialismo” con palabras de apertura por parte de una de las representantes de las Madres de la Plaza de Mayo y que estuvo apoyado –económicamente, según fuentes confidenciales- por el gobierno de la Casa Rosada, pero que no contó con la presencia oficial, aunque personeros allegados a kirchner mencionaron que en su descanso, lo siguió por los medios audiovisuales.
“Ser libre o morir esa es nuestra consigna, no tenemos alternativa hoy en América Latina, libre o muerto” expresó Chávez en su discurso a aproximadamente 30 mil personas -estimaciones que hicieron los más enérgicos seguidores de esta jornada- Durante el evento el Presidente de Venezuela convocó a la multitud asistente a saludar al “caballerito del norte que en estos momentos debe estar al otro lado del Río de la Plata, en Uruguay” y los presentes estallaron en una silbatina que se escuchó en todo los alrededores.
Tras los silbidos y griterías que se oyeron hubo una pasusa que sirvió para que Hugo Chávez tomara aire y siguiera enérgico con sus palabras y exclamó que “Ésta es una convocatoria para decirle no a la presencia del caballero imperial en las tierras heroicas de San Martín y Simón Bolívar” sin dejar de mencionar a una serie de personajes en los entre los cuales destacó a Eva Perón y a su esposo Juan Perón.
El jefe de estado de Venezuela, también negó en su inagotable discurso que el viaje que él había emprendido era para sabotear la del mandatario de Estados Unidos. “No hace falta hacerlo, su gira es un ridículo, porque presentar un plan de justicia social ofreciendo una cantidad de 75 millones de dólares, es una bofetada a la inteligencia de estos pueblos”.
Venezuela en un año ha puesto en marcha una serie de Misiones que ayudan al ciudadano más necesitado en materia de educación, salud y alimentación que son “ejemplo para Mr. Danger. Sólo en un año se han operado a 100 mil personas de la vista con el convenio ente Cuba y Venezuela, -Misión Milagro- eso si es un ejemplo de justicia social y equidad”
La humedad veraniega de Argentina -que sirve para disfrutar de una noche de tangos junto a un buen vino tinto- no detuvo al homólogo de kirchner para seguir vociferando en contra de Bush llamándolo “diablo que perdió su aroma a azufre por ser un cadáver político”. Condenó a pesar de sus buenas relaciones con Lula, la firma del acuerdo de venta de etanol vegetal, por ser una medida “anti ética” que dejaría en un futuro a muchos sin espacio para la siembra de productos agrícolas.
Pero no todo fue un sin fin de argumentos antiimperialistas, también la concentración sirvió para que el orador de orden agradeciera a su par argentino la inversión que realizó para hacer posible esta concentración que, no tuvo participación -a la hora de hablar- de dirigentes de izquierda, ni en el palco, ni mucho menos dirección de los anfitriones, sólo la comparsa de Chávez.
Entre abucheos a Bush y aplausos a Chávez terminó la noche para los hinchas que apoyaron este acto en una de las zonas más capitalistas de Argentina y a la espera de que se cumplan los plazo en los cuales se enmarcaron los 11 acuerdos comerciales que se firmaron entre Miraflores y la Casa Rosada, que beneficiarán -con mencionó Hugo Chávez en su conferencia de prensa- a los empresarios argentinos.